sábado, 25 de junio de 2011

Diálogo yankee.

Es un diálogo de padre a hijo (es medio viejo pero esta muy bueno)
Es largo pero vale la pena leerlo.

P: Papi, ¿por qué tuvimos que atacar Irak?
R: Porque tenían armas de destrucción masiva.
P: Pero los inspectores no encontraron armas de destrucción masiva.
R: Eso es porque los Iraquíes las estaban escondiendo.
P: ¿Y es ésa la razón por la que invadimos Irak?
R: Si. Las invasiones funcionan mejor que las inspecciones.
P: Pero, después de invadir Irak, AÚN NO encontramos armas de destrucción
masiva, ¿no?
R: Eso es porque las armas están muy bien escondidas. No te preocupes, las
encontraremos antes de las elecciones del 2004.
P: ¿Por qué Irak querría todas esas armas de D. M.?
R: Para usarlas es una guerra, tontito.
P: Estoy confundido. Si ellos tenían todas esas armas que planeaban utilizar en una guerra, ¿por qué no usaron alguna de esas armas cuando tuvimos la guerra con ellos?
R: Bien, obviamente no querían que todos supieran que tenían esas armas, entonces prefirieron morir a montones antes que defenderse.
P: Eso no tiene sentido. ¿Por qué elegirían morir si tenían todas esas grandes armas con las que podrían habernos resistido?
R: Es una cultura diferente. No debe tener sentido.
P: No sé tú, pero yo pienso que ellos no tienen ninguna de esas armas que dice el gobierno.
R: Bien, ¿sabes? No importa si ellos tienen o no esas armas. Tenemos otra buena razón para invadirlos, de todas formas.
P: ¿Y cuál es ésa?
R: Aunque Irak no tenga las armas de D. M., Saddam Hussein era un cruel dictador, la que es una buena razón para invadir otro país.
P: ¿Por qué? ¿Cuál es la causa por la que un cruel dictador nos avala la invasión a su país?
R: Bien, por una razón, él torturaba a su gente.
P: ¿Algo así como se hace en China?
R: No compares China con Irak. China es un buen competidor económico, donde millones de personas trabajan como esclavos en fábricas, para hacer más ricas a las corporaciones estadounidenses.
P: Entonces, ¿si un país permite que la gente sea explotada para dar ganancias a las corporaciones estadounidenses, es un buen país, aunque torture gente?
R: Así es.
P: ¿Y por qué la gente en Irak es torturada?
R: Por razones políticas, más que todo, por criticar al gobierno. La gente que critica al gobierno en Irak es enviada a prisión y torturada.
P: ¿No es lo mismo que pasa en China?
R: Ya te dije, China es diferente.
P: ¿Cuál es la diferencia entre China e Irak?
R: Bien, una razón es que Irak es regida por el partido Ba'ath, mientras que China es comunista.
P: ¿No me dijiste alguna vez que los comunistas son malos?
R: No, sólo los comunistas cubanos son malos.
P: ¿Cómo son los malos comunistas cubanos?
R: Bien, por la razón de que la gente que critica el gobierno en Cuba es enviada a prisión.
P: ¿Cómo en Irak?
R: Exactamente.
P: ¿Y cómo en China, también?
R: Ya te dije, China es un buen competidor económico. Cuba, por el contrario, no lo es.
P: ¿Por qué Cuba no es un buen competidor económico?
R: Bueno, verás, en los 60s, nuestro gobierno promulgó leyes que decían que comerciar con Cuba hasta que no dejara de ser comunista, era ilegal.
P: Pero, si nos deshacemos de esas leyes y abrimos el comercio con ellos, y hacemos negocios, ¿no ayudaría a Cuba a que sea capitalista?
R: No seas entrometido.
P: No creo serlo.
R: Bueno, de todas formas, no hay libertad de culto en Cuba.
P: ¿Como en China y el movimiento Falun Gong?
R: Te dije que dejes de decir cosas malas de China. De todas formas, Saddam Hussein llegó al poder por un golpe de Estado, así que no es un líder legítimo.
P: ¿Qué es un golpe militar?
R: Es cuando un general toma el gobierno de un país por la fuerza, en vez de elecciones libres como lo hacemos nosotros en los EE.UU.
P: ¿Acaso el líder de Pakistán llegó al poder con un golpe de Estado?
R:¿Te refieres al general Pervez MusharrafEstem, sí, así lo hizo, pero Pakistán es nuestro amigo.
P: ¿Por qué Pakistán es nuestro amigo, si su líder es ilegítimo?
R: Nunca dije que Pervez Musharraf fuera un líder ilegítimo.
P: ¿No dijiste que un General que llega al poder por uso de la fuerza es un líder ilegítimo?
R: Sólo Saddam Hussein. Pervez Musharraf es nuestro amigo, porque nos ayudó a invadir Afganistán.
P: ¿Por qué invadimos Afganistán?
R: Por lo que nos hicieron el 11 de Septiembre.
P: ¿Qué nos hizo Afganistán el 11 de Septiembre?
R: Bien, el 11 de Septiembre, 19 hombres -15 de ellos de Arabia Saudita- secuestraron 4 aviones y estrellaron 3 de ellos contra edificios, matando más de 3.000 estadounidenses.
P: ¿Y qué tiene que ver Afganistán con todo eso?
R: En Afganistán es donde se entrenaron los suicidas, bajo el régimen dictatorial de Talibán.
P: ¿No son los Talibán esos radicales Islámicos que cortan las manos y la cabeza de la gente?
R: Sí, eso es exactamente lo que hacen. No sólo cortan las manos y la cabeza, sino que también oprimen a las mujeres.
P: ¿La administración de Bush no le dio, acaso, a los talibanes 43 millones de dólares en mayo del 2001?
R: Si, pero ese dinero fue una recompensa por haber combatido a las drogas.
P: ¿Combatir a las drogas?
R: ¡Sí! Los talibanes fueron muy útiles evitando que la gente cultivara plantitas de opio.
P: ¿Cómo obtuvieron tan buenos resultados?
R: Fue simple. Si la gente era atrapada cultivando las plantas de opio, se les cortaba las manos y la cabeza.
P: Entonces, ¿si los Talibán cortan las manos y la cabeza por cultivar flores está bien, pero si lo hacen por otras razones, no?
R: Si, está bien para nosotros si los radicales islámicos cortan las manos y la cabeza por cultivar plantitas, pero es cruel si lo hacen por robar comida.
P: ¿No hacen lo mismo en Arabia Saudita?
R: Es diferente. Afganistán es regida por un patriarcado tiránico que oprime a las mujeres, forzándolas a usar burqas en público, con la pena de muerte si no llegan a cumplir.
P: ¿Acaso las mujeres sauditas no tienen que usar burqas, también?
R: No, las mujeres sauditas usan una prenda islámica tradicional para cubrir su cuerpo.
P: ¿Cuál es la diferencia?
R: La prenda tradicional islámica usada por las mujeres saudita es una modesta, y muy a la moda, pieza de ropa que cubre todo el cuerpo, menos sus dedos y sus ojos. La burqa, por el contrario, es una herramienta maléfica de la opresión patriarcal que cubre todo el cuerpo de la mujer, menos sus ojos y sus manos.
P: Me suena a lo mismo, con distinto nombre.
R: No compares Afganistán y Arabia Saudita. Los sauditas son amigos nuestros.
P: Pero dijiste que 15 de los 19 secuestradores de aviones del 11 de septiembre eran de Arabia Saudita.
R: Sí, pero fueron entrenados en Afganistán.
P: ¿Quién los entrenó?
R: Un hombre muy malo, llamado Osama bin Laden.
P: ¿Él es de Afganistán?
R: Esteee, no. Él es de Arabia Saudita, pero es un hombre muy, muy malo.
P: Creo recordar que alguna vez era nuestro amigo.
R: Sólo cuando lo ayudamos a él y a los majadeen a reprimir la invasión soviética de Afganistán en 1980.
P: ¿Quiénes son los soviéticos ¿El Satánico Imperio Comunista del que Ronald Reagan hablaba?
R: Ya no hay más soviéticos. La unión soviética se rompió en 1990 y ahora tienen elecciones y capitalismo, como nosotros. Los llamamos Rusos ahora.
P: ¿Entonces, los soviéticos -los rusos- son ahora nuestros amigos?
R: Bien, no tanto. Fueron nuestros amigos después de que fueron soviéticos hasta hace poco, porque no nos apoyaron con la invasión a Irak, entonces estamos enojados con ellos. También estamos enojados con los franceses y los alemanes porque no nos ayudaron, tampoco.
P: ¿Entonces los franceses y los alemanes son malvados también?
R: No exactamente malvados, más bien lo suficientemente malos para renombrar las papas francesas y las tostadas francesas por papas de la libertad y tostadas de la libertad.
P: ¿Siempre renombramos la comida cuando un país no quiere lo que nosotros
queremos?
R: No, sólo cuando son nuestros amigos. A nuestros enemigos, los invadimos.
P: ¿Pero Irak no era nuestro amigo en 1980?
R: Esteee. Sí, por un tiempo.
P: ¿Irak no estaba regida por Saddam Hussein entonces?
R: Sí, pero él estaba combatiendo contra Irán, y eso lo hizo nuestro amigo por un tiempo.
P: ¿Qué lo hizo nuestro amigo?
R: En ése tiempo, Irán era nuestro enemigo.
P: ¿No fue entonces cuando envenenó a los Kurdos?
R: Si, pero como estaba combatiendo contra Irán, miramos para otro lado para demostrarle que éramos sus amigos.
P: ¿Entonces, todos lo que luchan contra nuestros enemigos se convierten automáticamente en nuestros amigos?
R: Muchas veces, sí.
P: ¿Y todo el que lucha contra nuestros amigos, se convierte en nuestro enemigo?
R: Muchas veces, eso es cierto. Sin embargo, si las corporaciones norteamericanas pueden obtener ganancias vendiendo armas a los dos bandos al mismo tiempo, mejor.
P: ¿Por qué?
R: Porque la guerra es buena para la economía, lo que significa que también es bueno para los EE.UU. Además, como Dios está del lado de EE.UU., cualquiera que nos declara la guerra es un país Comunista anti EE.UU. sin Dios. ¿Entendés por qué invadimos Irak?
P: Creo. ¿Atacamos Irak porque Dios quiere que lo hagamos?
R: Sí.
P: ¿Pero cómo sabemos que Dios quiere que ataquemos Irak?
R: Porque Dios habla personalmente con George W.Bush y le dice qué hacer.
P: Entonces, básicamente atacamos Irak porque George W.Bush escucha voces en su cabeza.
R: ¡Sí! ¡Finalmente entendiste como funcionan las cosas en el mundo!.
Ahora, cerrá tus ojos, ponete cómodo y dormite.
P: Buenas Noches papi.
R: Buenas noches, hijo.

viernes, 10 de junio de 2011

Humor "medicíneo"

- Doctor, ¿que tal ha ido la operación?
- ¿Operación?... ¿no era una autopsia?!

- Doctor, el pelo se me esta cayendo, ¿me puede dar algo para conservarlo?
- Si, claro, aquí tiene una caja de zapatos.

Una señora llega al hospital y le dice al doctor:
- Yo soy la esposa del Sr. Martínez, que tuvo un accidente de tránsito y me dijeron que lo trajeron aquí. Yo quisiera saber como se encuentra?
- De la cintura para abajo su esposo no tiene ni un rasguño -le contesta el doctor.
- Oh! Que alegría -dice la señora- ¿y de la cintura para arriba, doctor?
- No podemos decirle, señora, pues esa parte no la han traído.

Un paciente llega al consultorio con las dos orejas quemadas.
El medico le dice:
- ¿Que le ha ocurrido?
- Es que estaba planchando una camisa, sonó el teléfono y atendí con la plancha.
- Bueno eso explica lo de una oreja, pero ¿como se quemó la otra?
- Es que tenía que llamar a la ambulancia.

Un hombre va a la consulta del medico y le dice:
- Doctor, me he caído y me duelen mucho las piernas.
El Doctor después de examinarlo le dice:
- No se preocupe, no es nada. Dentro de unos días ya estará Ud. trabajando.
- Caramba Doctor, que maravilla, además de curarme ¿me dará trabajo?

- Doctor, me he fracturado el brazo en varios lugares.
- Yo que usted no regresaría a esos lugares.

En el consultorio de un ginecólogo:
- Señora, le tengo buenas noticias.
- Señorita, por favor.
- Entonces son malas noticias.

Un señor de 80 años llega al medico para un chequeo de rutina y el doctor le pregunta como se siente.
- Nunca estuve mejor! -le responde- Tengo una novia de 18 años embarazada que tendrá un hijo mío.
El doctor piensa por un momento y dice:
- Permítame contarle una historia. Yo conocí a un hombre que era un ávido cazador, nunca se perdió una temporada de caza, pero un día salió rápido y se confundió, tomando su paraguas en vez de su rifle.
El Dr. continua:
- Así que el estaba en el bosque y apareció un gran oso frente a el. El levantó su paraguas, le apunto al oso y disparó.
- ¿Y que paso?! -preguntó el anciano.
- El oso cayo muerto frente a el.
- Es imposible -exclamo el señor- algún otro hombre debe haberlo hecho!
- A este punto quería llegar... -dijo el doctor.

Le dice un médico a otro:
- A este señor hay que operarlo enseguida.
-¿Qué tiene?
- Plata.

Paciente tendido en la cama. Al lado de la cama su médico, un abogado, esposa e hijos esperando el suspiro final.
De repente el paciente se sienta, mira a su alrededor y dice:

-Asesinos, ladrones, mal agradecidos y sinvergüenzas.

Se vuelve a acostar y el doctor dice:
-Yo creo que está mejorando.
-¿Por qué lo dice, doctor?, pregunta la esposa.
-Porque nos ha reconocido a todos.

Va una cubana al médico y le dice:
- Doctor, doctor le vengo a ver porque tengo el clítoris como un melón.
El médico, asombrado responde:
- ¿Tan grande?
A lo que ella responde:
- No, de dulce y sabrosón.

El médico dice a su paciente, en tono enérgico:
- En los próximos meses nada de fumar, nada de beber, nada de salir con mujeres, nada de comer en restaurantes caros, y nada de viajes o vacaciones.
- ¿Hasta que me recupere, doctor?.
-No, ¡hasta que me pague lo que me debe!.

En el consultorio, el paciente le muestra a su médico el resultado de unos exámenes de laboratorio.
El médico los analiza con cara de preocupación y le dice al paciente:
-Vamos a tener que mandarle a hacer una plaquita
-¿De tórax, Doctor?
-¡NO! De mármol.

Estaban operando a un paciente, cuando entra un Doctor al quirófano y grita:
-PAREN TODO! Detengan el trasplante que ha habido un rechazo!
-¿Un rechazo? -¿Del riñón, Doctor? -pregunta le enfermera-
- NO..! ¡Del cheque!.... ¡El cheque no tiene fondos!

Doctor ¿Ud. piensa que después de esta operación voy a volver a caminar?
- Claro que si... porque va a tener que vender el auto para poder pagar la factura de la Clínica..!

Un asmático sube con problemas 5 pisos, llama a la puerta le abren y dice:
- Doctor, tengo mucha asma, ¿Qué me recomienda?
- Fácil, no fume, no beba, descanse y cómprese unos lentes.
- Y, ¿qué tienen que ver los lentes con el asma?
- Son para que encuentre la casa del doctor, que está abajo, yo soy albañil.

Una vez en el hospital un señor esperaba que saliera el doctor para saber cómo estaba su esposa.
Al rato, salió y le dijo que estaba muy grave la señora, y que le iba a tener que dar de comer en la boca porque no podía mover las manos, la tendría que llevar al baño, la tendría que cambiar de ropa, bañarla, etc.
El marido se puso a llorar y el doctor agregó:
- ¡Estaba bromeando hombre! Ya se murió!

Dos enfermeras comentan al ver pasar a un médico:
- ¡Qué bien que se viste el doctor Garcés!
- Si, ¡¡¡y qué rápido!!!

Dos cirujanos en un bar ven pasar a un paciente.
- A ese hombre lo operé yo.
- Qué le sacaste?
- Cuatro mil dólares.

Una paciente de sesenta años le pregunta al doctor:
- Oiga doctor, cuando subo la pendiente para llegar a mi casa me fatigo muchísimo, ¿Qué me aconseja tomar?
Y el médico le responde:
- Un taxi, señora.

Un hombre va a ver al urólogo y le dice que quiere hacerse una vasectomía.
El doctor le dice que es una decisión muy grande, y que si lo había comentado
con su esposa e hijos, y el señor le contesta que sí, que votaron 17 a 2.

Lifting
Una francesa se hace un lifting estirándose todo: la nariz, la piel de la cara, etc...
Finalmente, el cirujano le pregunta:
- ¿Desea la señora algo más?
- Si. Quisiera tener los ojos más grandes.
- Nada más fácil, señora. Enfermera: traiga la cuenta, por favor.

- Doctor ¿qué puedo hacer para que durante las vacaciones mi mujer no quede
embarazada?
- Llevársela con usted.

El post operado al cirujano:
- Doctor, entiendo que se vista de blanco, pero ¿por qué tanta luz?
- Hijo mío, soy San Pedro...

- Doctor ¿qué tengo?
- No se preocupe más mi amigo: cualquier duda la aclararemos en la autopsia.

- No sé qué me pasa, me toco la cabeza y me duele, me toco la nariz y me duele, me toco el pie y me duele; ¿qué tengo Doctor?
- El dedo fracturado.

Llega un negrito al cielo temeroso de que le nieguen la entrada, debido
a que teme que haya problemas de racismo:
-Nombre?- San Pedro le pregunta....
-Leonardo Di Caprio - contesta el negrito.
-San Pedro lo mira incrédulo y le vuelve a preguntar su nombre...
-Leonardo Di Caprio' - insiste el negrito que no puede echarse atrás.
San Pedro toma el teléfono y confundido llama a Dios:
-Oiga Jefe, (le dice, con todo respeto) sáqueme de una duda: El Titanic, ¿se hundió o se quemó?...

- Doctor, doctor, tengo diarrea mental.
- Y usted, ¿cómo lo sabe ?
- Porque últimamente, todo lo que se me ocurre resulta ser una mierda.

- Doctor, doctor, cuando tomo café no duermo.
- Qué curioso, a mi me pasa justo al contrario, ¡cuando duermo, no tomo café!

- Doctor, doctor... ¿la esterilidad es hereditaria?

- Doctor, doctor... cuando era soltera tuve que abortar seis veces, pero ahora que estoy casada no consigo quedar embarazada.
- Evidentemente, usted no se reproduce en cautiverio.

El doctor llama por teléfono a su paciente:
- Le tengo una noticia buena y otra mala.
- Bueno... dígame primero la buena.
- Los resultados del análisis indican que le quedan 24 horas de vida.
- Pero bueno, ¿esa es la buena noticia? ¿entonces cuál es la mala?
- Que estuve intentando localizarlo desde ayer.

El doctor esta examinando a un paciente y le dice:
-Usted debería haber venido a verme antes.
-Si... bueno, en realidad fui a ver a un curandero.
-Bue... ¿y que estupidez le dijo ese curandero?
- Que viniese a verlo a usted.

Un tipo va al medico:
Doctor, doctor, tengo muchos gases; pero lo bueno es que no huelen, ni se escuchan; sino mire Usted, me acabo de tirar como veinte y Usted ni cuenta se ha dado.
El medico le receta un medicamento y le dice que en una semana regrese.
A la semana siguiente, entra el tipo a la consulta y dice:
- Oiga doctor: ¿Qué me dio que ahora los gases huelen y muy feo?
El medico dice: - Muy bien , el problema de la sinusitis esta resuelto; ahora veremos los oídos.

- Doctor, mi mujer tiene tres pechos.
- ¡Ah! Y quiere que le extirpe uno de ellos, ¿verdad?
- No, que me implante a mí otra mano.

Doctor, no sé lo que tengo.
Pues, tómese estas pastillas que no sé muy bien para qué son.

Yo no me fío de los cirujanos; son expertos en manejar cuchillos, se ponen máscaras para que no los reconozcan, y usan guantes para no dejar huellas.

Esto es una aclaración real: Si no tienen cuenta de Gmail, dejen comentarios usando la opción Nombre/URL y pongan su nombre o pseudónimo. La URL (enlace a otra página) puede dejarse en blanco.
Así me entero quienes tienen buen humor y leyeron hasta acá.
Gracias

sábado, 4 de junio de 2011

No sé si he sido claro

Antes que nada quisiera pedir, señor juez, señores del jurado, que sepan disculpar si, tal vez, en mi relato, ofendo sin querer el oído de la dama o el caballero, con palabras que puedan parecer "non sanctas". Pero es que el tema señor juez, en sí mismo, se hace un poco dificultoso de contar sin recurrir a esas palabras a las que hago mención.
Yo creo que ha sido el destino, el azar, el que me ha puesto en esta situación, la casualidad, y, lamentablemente, señores, no tengo, ni mucho menos, dotes de orador. Procuraré, a lo sumo, ser concreto y lo más breve posible. Pero quería dejar hecha la salvedad para que nadie, después, diga que no lo he advertido y se me pueda acusar de maleducado o boca sucia. Por otra parte, estamos entre gente madura que sabrá comprender lo que yo diga.
Ya sé, ya sé, señor juez, perdóneme. Iré al grano. Pero ocurre que no es fácil para un hombre humilde, como yo, desenvolverme en esta situación, frente a tan honorables mandatarios. Es el destino, como le decía, el que ha querido que yo fuese testigo de los hechos, y procuraré ser lo más claro posible, sin ofender a nadie. Voy a comenzar la historia por el principio, o al menos, voy a tratar, señor juez, señores del jurado, de darles una idea de quién era Miguel Panizo, Miguelito, como le decíamos en el barrio, el Burro Panizo. Y Miguel Panizo, allá, en Saladillo, era famoso por una cosa, señor juez, por su virilidad, su hombría. Y cuando digo su virilidad, su hombría, no me refiero con esto a que era un guapo, un hombre de coraje, o un tipo valiente. Eso no lo sé. Nunca lo demostró, o no tuvo oportunidad de demostrarlo. Tampoco era un tipo provocador como para tener oportunidad de demostrarlo. Todo lo contrario, Miguelito era un pan de Dios, un muchachote buenazo, señores. Por eso, cuando yo digo que Miguel Panizo era famoso por su virilidad me refiero a otra cosa. Y ustedes saben bien a qué me refiero. Me refiero, procuraré ser más explícito, me refiero... porque veo entre los presentes rostros algo dubitativos... algunos ya veo que me han comprendido... sí, sí... eso mismo... eso mismo... Pero seré claro, me refiero a que Miguel Panizo era famoso por el... digamos... por lo que calzaba... ¿Cómo explicarlo?... El aparato que calzaba, el sexo, digamos, el miembro viril, exactamente. Puedo asegurarle, señor juez, y perdone si soy muy crudo en mis términos, que era inhumano lo que tenía ese muchacho entre las piernas. Una cosa bárbara. Así, observe. Mi antebrazo, casi. Soy un hombre grande, he visto muchas cosas, pero puedo asegurarles que nunca en mi vida había visto algo así. ¡Una cosa tremenda! Por algo le decían "El Burro", a Miguelito. El "Burro" Miguel, porque como ustedes saben... noto que han comprendido por las miradas de todos ustedes... los burros son notorios por... Está bien, sí, señor juez, perdóneme... intento ser claro para ilustrar al jurado, y a la vez, no aparecer demasiado grosero para las damas que lo componen, también... Ellas sabrán perdonarme.
Sí, sí, continúo, señor juez. Puedo asegurarles, señores del jurado, que el atributo de Miguel Panizo era para ser expuesto en circos, en ferias públicas, de la misma forma que a veces se muestran terneros de dos cabezas, o jorobados, u otras deformidades físicas. Pero él, Miguelito, siempre se había negado a eso porque decía, y tenía razón, señores del jurado, que él no era un payaso, o un animal, para ser exhibido en una kermesse, o en algún circo. Y yo les aseguro, señores del jurado, que ese muchacho podía haberse ganado la vida muy fácilmente trabajando en el Tihany, o en el Ringlin Brothers, por dar un ejemplo.
Pero no, Miguel siempre trabajó en el Almacén de don Isidro, a la vuelta del club Calzada, como cualquier hijo de vecino. Pero eso sí, tiempo atrás solía aceptar desafíos, apuestas, de gente que venía de otras partes. Eso sí. Un poco porque no dejaba de ser una diversión para los muchachos del barrio, que lo seguíamos como quien sigue a un equipo de fútbol. Nosotros éramos su hinchada. Y otro poco porque así, de cuando en cuando, se ganaba los buenos pesos. Pero hacía mucho que eso ya no pasaba en Saladillo. El último que recuerdo, hace como ocho años, fue un... un bobalicón de Santa Fe... un grandote que jugaba al básquet y vino a desafiarlo a Miguel. Me acuerdo que la competencia fue a puertas cerradas, por supuesto, en la sala de los trofeos del club Unión y Gloria, frente a un escribano público, y estábamos todos. Se había acondicionado una mesa, quisiera explicarles el procedimiento a los señores del jurado, una mesa a la que se le había pintado, muy prolijo, en la madera, un sistema métrico, que llegaba al metro y medio, más o menos, y sobre esa mesa se hacía la exhibición... bueno... de las piezas. Disculpen las damas si me extralimito, porque veo... bueno... rostros un tanto ruborizados, pero entiendo que es mi deber de testigo aportar, en lo posible...
Está bien, está bien, señor juez, perdóneme. Pido disculpas. Quizás mi intención de colaborar hace que me extralimite... Sí, sí, continúo. Bueno, aquella vez del santafecino fue un fiasco porque Miguel le ganó, casi, por veinte centímetros. Sí, señores, advierto ciertas miradas suspicaces entre los honorables presentes, pero puedo jurarles por lo que más quiero, por el cariño de mi madre, que no les miento. Es que lo de Miguelito era pavoroso. Y estoy hablando del aparato... ¿cómo podría explicarlo?... del aparato en posición de descanso. No les hablo, no quiero contarles lo que era eso cuando entraba en actividad, porque en esos...
Bien, perdón señor juez. Lo que ocurre es que la gente suele no creer cuando uno les cuenta, piensan que uno está fantaseando, pero quiero recordarles que yo he jurado decir solamente, la verdad y no voy a defraudar ni la confianza que ha depositado en mí el jurado al llamarme a declarar, ni mucho menos la mirada de mi padre, quien, tal vez, desde el Cielo...
Ya sé, señor juez, perdón. Mil perdones. Continúo. Esa vez con el santafecino, fue la última vez que Miguel participó en un desafío de ese tipo. Estoy hablando de casi ocho, si no nueve años atrás. Pero, por lo demás, Miguel Panizo, llevaba una vida normal, tranquila, común. No era un hombre de farolear, digamos, de engrupirse con sus condiciones fuera de lo común. ¡Y mire que cualquiera pudiera haberlo hecho, en su misma situación! Más considerando, ustedes bien saben cómo son los barrios, ese culto que existe por el machismo, por la cosa viril. ¡Cómo se habla de eso en la barra del café, en el club, los chistes de los amigos, las cargadas, las bromas! Pero no, Miguelito ya dije que era un pan de Dios, no le daba mucha bolilla a esas cosas. Tampoco las desmentía porque no era tonto. No las desmentía. El sabía que, en la medida en que esa fama se difundiera, él sacaba sus buenas ventajas. ¿De qué modo? Permítame explicarlo, señor juez, dado que aprecio miradas algo confundidas entre los presentes. Todos sabemos que las mujeres son bastante curiosas, señor juez... No sé si me explico... No sé si ha sido clara mi intención. No sé si han logrado captar lo que quiero decir con esto... Un momento, un momento... quisiera aclarar, porque veo rostros un tanto enojados entre las damas del jurado... Es solamente lo que he dicho... En ese aspecto, en el aspecto de la relación, digamos, por así decirlo, hombre-mujer, la relación íntima, o bien, sexual, la mujer se dice que es más inquieta que el hombre. Más curiosa, la subyuga lo desconocido, o lo misterioso. Se siente atraída por aquello que no conoce. Al menos leí algo así en alguna revista especializada. ¡No quiero que se piense que yo, señor juez, soy el inventor de esta teoría! Creo haberlo visto en el "Maribel". O al menos algunas mujeres son así, si no todas. Por lo menos, y eso doy fe, lo juro por la salud de mis hijos, en el barrio yo he visto varias mujeres, incluso digo más, muchas de ellas "señoras", "señoras respetables", venir al club a la hora en que ellas sabían que nos reuníamos los muchachos, para verlo al Miguel. Y le buscaban la conversación, le "daban calce", como dicen los muchachos. Y el Miguelito aprovechaba, porque era un grandote algo quedado en algunas cosas, pero de tonto no tenía nada. Y al día siguiente se las veía a esas mujeres con el rostro cambiado, con una sonrisa, así, como perdidas y uno entonces sabía que el Miguel les había hecho saber lo que es la buena eh... ustedes ya me comprenden, la buena... creo ser claro, la buena herramienta, disculpen si soy crudo en mis palabras. Y voy llegando al núcleo de lo que tengo que contar, según todos sabemos, y pido disculpas si me he excedido en detalles irrelevantes, vuelvo a repetir que no soy orador y...
Bien, señor juez, tiene razón. Perdone usted. La cuestión es que una semana atrás, el lunes pasado, sí, el lunes pasado, llega al barrio un enano. Un enano de Resistencia, Chaco. Se imagina, señor juez, que la noticia corrió enseguida porque un enano es muy notorio, siempre, por la misma razón de su baja estatura. Pero este enano, señores del jurado, Sosa se llamaba, o se hacía llamar, desafió al Miguelito. Así como lo oyen. Podría sonar como una petulancia, o una falta de humildad de parte del enano, desafiar a un coloso como Miguel, pero ustedes bien saben lo que se dice, lo que se comenta en torno a los enanos... No sé si soy claro... No sé si ustedes entienden el sentido de lo que quiero transmitirles, porque veo algunos rostros como... como que no comprenden. Se dice, no sé si es cierto, que los enanos, a pesar de su escasa talla, de su tamaño reducido, están, podríamos decir... están muy bien provistos.
Bien, señor juez, sí, sí, comprendo, continúo. No... Además veo que me han comprendido perfectamente, veo por sus miradas que ellos también conocen la fama de estos enanos, o al menos han oído de ella. Incluso a este Sosa, Marcial Sosa, el enano que se presentó en el buffet del club el lunes pasado, le decían el "Brasero". Por supuesto que es un apodo, que no configuraba un dechado de imaginación porque es un apodo muy remanido, digamos, porque... claro... no le decían el "Bracero" porque hubiese trabajado en la zafra... y perdonen la ironía. No sé si me llegan a entender. No sé si comprenden, en especial las damas, porque noto ciertas caritas como que no entienden. El brasero, por el brasero brasero, el aparatito para calentar cosas, la pava, digamos. El brasero que como todos sabemos tiene tres patas y suele llamarse así a ciertas personas, lógicamente, hombres, cuando se comenta que, justamente...
Muy bien, muy bien, señor juez, es que intento ser lo más gráfico posible. Perdone usted. Disculpe. Continúo y sepan disculparme las damas si soy un tanto crudo en mis explicaciones. En el club de inmediato se creó una efervescencia ante el desafío del recién llegado del Chaco e, incluso, comenzaron a tejerse historias disparatadas. Usted sabe cómo son las barras de los clubes. Cómo se habla ahí al divino botón. Porque este enano era del Chaco y el Miguelito Panizo también es chaqueño. No de Resistencia pero sí del Chaco. De Roque Sáenz Peña, creo. Se vino acá hace como quince años, pero es del Chaco. Y se empezó a decir en la mesa del club que en Chaco todos los hombres son así, que era así por la alimentación, o por el clima seco, qué sé yo. Hasta que Fermín, el Toto Fermín, que es el macaneador mayor del club... Usted sabe, señor juez, que en todo club, en todo barrio hay un macaneador, un loco, un tontito, bueno... Fermín, que es el macaneador del club, inventó que el enano era en realidad hijo de Miguel, un hijo natural, que por eso estaba también digamos... que por eso cargaba también su buen, su buen aparato, que Miguel había huido del Chaco justamente por eso, para no hacerse cargo del enano y todas esas cosas. ¡La que se armó! De cualquier manera el desafío ya se había concertado, Miguel había dicho que sí, y el enano había apostado cualquier guita a su... a su pingo. No me pregunten cuánto porque mentiría si les digo, pero sí que era una cantidad más que considerable, se hablaba de dólares, incluso. Bueno, el miércoles a la noche, fue la cosa. Se cerró el club con la excusa de que había desinfección, nos fuimos todos para el salón de los trofeos, éramos como treinta, y allí estaba la mesa ésa que yo ya les expliqué, se había acondicionado como para este tipo de... confrontaciones. Quiero aclarar que en este tipo de cosas no se aceptan mujeres ni niños, que quede bien claro que es nada más que una competencia con un público exclusivamente de hombres. No hay ninguna corrupción ni porquería. Estaba también el escribano, pero no se permitían fotógrafos.
El enano llegó medio tarde, cuando ya pensábamos que se había borrado, temeroso de pasar papelones. Pero llegó, agitado, con un envoltorio alargado de papel de diario bajo el brazo, donde decía que traía una regla para constatar las medidas. Ahí se armó medio una discusión porque hubo que decirle que él obraba en condición de desafiante, y que acá las cosas se regían por las reglamentaciones de la provincia de Santa Fe, y esas cosas. Yo no sé qué había de cierto en todo eso, pero supongo que los muchachos medio lo apuraron para no dejarse prepotear por un desconocido de afuera que venía a desconfiar de nosotros, y para colmo, enano. De cualquier manera, después de la parada de carro, hubo que hacer las cosas bien por derecha, no fuera a ser que el enano, o el mismo escribano, pensaran que los queríamos llevar por delante y robarles el dinero. El escribano sorteó quién debía... digamos, desenfundar primero. Y salió elegido Miguelito, pobre. Miguel peló el termo y lo puso sobre la mesa. Una cosa monumental, vea. El enano se puso pálido, yo lo estaba mirando de reojo, blanco se puso. El escribano midió, no sé bien cuánto acusó Miguel —si lo supiese no me lo creerían—, y le tocó el turno al enano. Yo vi que el enano agarraba la regla envuelta en papel de diario y pensé: "Este no está convencido. No lo puede creer". Y por ahí el enano saca del envoltorio alargado, no una regla, saca un machete de este porte, de esos de abrir picadas en el monte y...
Cuando revivo esa escena le juro, señor juez, que me recorre la columna vertebral un estremecimiento de arriba abajo. Fue un solo tajo, señor juez, un machetazo seco sobre la mesa... Mire... El aparato de Miguelito era una víbora, un brazo mutilado retorciéndose sobre la mesa. No quiero abundar en detalles porque veo en los rostros transfigurados de todos ustedes... el mismo espanto que sentí yo... Pobre Miguel... Después nos contaron que este enano, Sosa, había resultado el marido de una mujer que un día probó con Miguel, allá en el Chaco. No sé. Una historia así. Y que se la había jurado al Miguel. El enano era obrajero. ¡Cómo son las cosas! ¿De qué vale, a veces, tener tanto, señor juez? Me pregunto yo... ¿de qué vale tener tanto?

Fontanarrosa: No se si he sido claro y otros cuentos.